Hay demonios interiores que te obligan a hacer determinadas cosas y demonios exteriores, también llamados amigos, que no te obligan a nada pero te incitan a hacer locuras. Aquí está la mía

martes, 23 de abril de 2019

Universo para-lelos, capítulo 8


—¿Pero de qué formulas hablas?

—Pues por ejemplo la teoría sobre la métrica de los agujeros de gusano que es ​
d s 2 = c 2 d t 2 + d l 2 + ( k 2 + l 2 ) ( d θ 2 + sin 2 θ d ϕ 2 ) {\displaystyle ds^{2}=-c^{2}{\text{d}}t^{2}+{\text{d}}l^{2}+(k^{2}+l^{2})({\text{d}}\theta ^{2}+\sin ^{2}\theta \,{\text{d}}\phi ^{2})}  
—Espera, espera. Me estás diciendo que todo lo que estás haciendo lo basas en la suposición de que los agujeros de gusano existen.


—Claro, un agujero negro nos mataría a todos.

—Vale —dijo pensativo rascándose el labio inferior—. Creo que vamos a empezar por lo más básico.

—Venga profesor no me vacile, ayer casi lo consigo.

—Es verdad, ayer casi consigue dejar a oscuras a todo el barrio. —Rubén sonreía orgulloso de su intervención.

—¿Por qué no das otra cabezadita Rubén?

—Haya paz —reclamó don Aurelio—. Volvamos al tema. A ver me estás diciendo una fórmula que está al alcance de cualquier persona y que a mi humilde entender no te lleva a ningún sitio. Creo que vamos a ir a lo básico. Para viajar al pasado hay dos teorías que para mí son las más plausibles. Voy con la primera, imagino que sabrás que el universo se mueve a una velocidad de 299.792.458 m/s y nada puede viajar más rápido que el universo, aunque siempre he dicho que él que hace la ley hace la trampa. Si consiguieras superar esa velocidad, cosa imposible a día de hoy, podrías viajar hacia atrás violando la causalidad al romper el espacio-tiempo pero muy posiblemente morirías. También hay otro problema ya que algunos científicos entienden que el viaje al pasado es imposible porque se producen paradojas temporales por lo que si conseguimos realizarlo realmente no sería nuestro pasado sino un universo paralelo. La segunda es más sencilla, dicho entre comillas claro, sería mediante la ubicación de acontecimientos. Por ejemplo, para ir al día de tu nacimiento necesitas la ubicación exacta de ese hecho por lo que necesitas cuatro números. Tres de ellos describen la posición, serían latitud galáctica, longitud galáctica y distancia desde el centro de la galaxia. El cuarto número es el tiempo del acontecimiento y al conjunto de estas cuatro dimensiones se llama espacio-tiempo. Entonces, y pongámonos un poco fantasiosos, mediante una máquina de escaneo podrías viajar al pasado pero, ahora viene lo mejor, a una velocidad de 1.000.000.000 de átomos por segundo la teleportación de todos los átomos de tu cuerpo tardaría 200.000.000 de años. Lo siento pero este segundo método es inviable. —Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver la cara de desesperación de Manolo—. ¿Algo qué quieras añadir?

—Sí. Todo lo que usted ha dicho es muy bonito y lo ejemplifica como un gran profesor pero no resuelve ninguna de mis dudas.

—No te entiendo. ¿Qué quieres?

Manolo entrecerró los ojos un poco, no podía decirle lo de la piedra. Esa maldita piedra que cada vez que tocaba parecía decirle lo que tenía que hacer. La primera vez fue en aquella fábrica cuando Rubén en un arrebato de testosterona dijo a los compañeros de su clase que entraría y cogería algo para que lo creyeran. No tuvo más remedio que ir con él cual Sancho Panza siguiendo las locuras de un hidalgo un tanto desequilibrado. Su amigo se llevó un foco medio quemado. Él estuvo rebuscando entre los restos calcinados cuando vio brillar algo. No lo pensó mucho ya que Rubén lo avisaba a gritos de que el vigilante iba hacia su posición. Tras una carrera que bien hubiese merecido una medalla olímpica sintió la necesidad de buscar todo lo referente a viajes en el tiempo. Allí empezó todo en esa maldita fábrica. Ahora tenía a un profesor de física un poco flipado delante y no sabía cómo salir del atolladero, le empezaba a parecer una mala idea.


—Manolo di algo. ¿Estás bien hijo?

—Solo un poco cansado.

—Mira hijo, todos hemos tenido sueños. Yo a tu edad también quería ser alguien importante en esta vida y que la gente viera mi nombre y se le erizara el cabello de emoción. Pero son solo sueños. Piénsalo, de haber conseguido viajar en el tiempo ya habrías venido a decirte a ti mismo que has tenido éxito. ¿Nunca te han contado la anécdota de la fiesta para viajeros en el tiempo organizada por Stephen Hawking?

—No. —Manolo se mostraba muy seco ante la dureza de su profesor.

—Pues organizó una fiesta con globos, pancarta, champán, sándwiches y nadie se presentó. ¿Cuál fue el problema? Mandó las invitaciones al día siguiente, y así demostró que no se puede viajar al pasado.

Don Aurelio sonreía levemente y Manolo lanzó una carcajada. Esa anécdota hizo que los dos se relajaran.

—Yo con tu edad quería ser piloto. Me hice un bólido de carreras y al arrancarlo empezó a arder. Mi padre consiguió apagarlo con una manta. Cuando abrió el capó descubrió que había echado la gasolina en el lugar del aceite y el aceite en el lugar de la gasolina. Un simple error de colocación, un error ridículo que bien me podía haber costado la vida.

—¡Claro! —El grito despertó a su compañero—. ¡Un simple error de colocación! ¡Gracias don Aurelio!

Cogió la mochila y salió corriendo del aula. Rubén le dio las gracias a su profesor medio somnoliento y a duras penas siguió el ritmo de su amigo. Don Aurelio se quedó intrigado sin saber a qué se refería su alumno. Mientras recogía sus cosas un pensamiento cruzó su cabeza “después el raro soy yo”.

3 comentarios:

  1. Éste lo bicheé en los borradores, a ver si pillaba lo de la fábrica. Sigo liado, la verdad, a ver si en la próxima ya me entero. Por cierto, que simpática la anécdota de Hawking.

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