"Esta carta la escribo desde mi lugar de retiro espiritual. Hijo mío llevo sin verte cerca de nueve años, pero ya sabes que la iglesia me condenó por mis pecados a estar quince años reflexionando en solitario sobre lo que hice. Cada día que pasa te añoro más, aún recuerdo el día que me marché, tenías tres añitos y llorabas abrazado a tu madre sin querer despedirte de mí, no querías que me fuera, pero eso no lo pudimos controlar ni tú ni yo.
Te escribo porque hoy empiezan tus vacaciones y si la memoria no me falla también es tu cumpleaños, no puedo hacerte un regalo porque no me dejan mandar nada, solo está carta, y tampoco dispongo de vacaciones, disfruta las tuyas que me han dicho que son casi tres meses.
Sin mas te deseo un FELIZ CUMPLEAÑOS y que cumplas muchos más.
Ya me queda menos para verte."
El niño soltó la carta y miró a su madre, ésta sonreía y lo observaba con expectación.
-Papá se cree que soy tonto ¿no? -dijo el niño ante la atónita mirada de su madre.
-¿Por qué dices eso? Papá te quiere mucho si no ¿por qué te iba a escribir?
-Yo sé que papá no está de retiro espiritual, robó una casa y lo metieron en la...
-No digas tonterías, nunca contradigas a tus mayores y menos a tus padres, si él dice que está allí, está allí y punto.
La madre dió por zanjada la discusión y se marchó a la cocina a hacer la comida. El niño se quedó en el salón observando la carta, él sabía la verdad, era el único, pero nadie le hacía caso.